Jamás imaginas la montaña rusa de emociones y aprendizajes que ser madre trae consigo. Cuando ella supo que sería madre, se prometió que se prepararía para ese momento y que educaría desde la crianza positiva. Sin embargo, nadie le dijo lo complicado y contradictorio que esto podría ser. 

Y es que como madre, una busca criar a sus pequeños de manera diferente a como fue educada, pero nadie menciona lo difícil que puede ser aplicar lo leído, lo escuchado e investigado sobre educar sin gritos, regaños y mucho menos sin nalgadas. 

¿Cómo puedo aplicar algo que no he experimentado? ¿Cómo puedo ser guía para un ser nuevo si a veces no me sé guiar a mí misma? Después de mil preguntas y varios gritos que ella lamenta, más llantos de ella que de los niñ@s, logró entender que desaprendiendo se aprende.

Educar los siete días de la semana, las 24 horas del día, es un recordatorio constante de que el respeto y la comprensión son la base de toda relación, y eso implica la relación entre hijos y padres. 

¿Qué es la crianza positiva? 

Según UNICEF, la crianza positiva son el conjunto de prácticas de cuidado, protección y formación que guían el desarrollo, bienestar y crecimiento saludable y armonioso de los niños.

Y esto se entiende en tratar a los niños como seres humanos al igual que los adultos, es decir, con respeto, con amor y amabilidad. Sí, eso implica tener que aprender a desaprender lo aprendido. 

Debo aceptar que venir de una familia tradicional, donde las nalgadas, los castigos y elevar la voz fueron parte de mi crianza, no me obliga a creer que eso es correcto y que es lo mejor. 

No, tampoco juzgo a mis padres, pero sí sé que hoy como adulto y madre, soy responsable de mí y de reconocer que esas acciones tuvieron repercusiones que tuve que sanar, por ende, buscar otras formas de educar desde el amor y respeto son hoy mi decisión.

crianza positiva

El pediatra español, Carlos González, fue el primer contacto sobre crianza positiva que ella tuvo y fue un gran guía en el descubrimiento de esta nueva manera de poner límites a sus pequeños, de poder escuchar lo que sus pequeñas voces dicen, sobre el funcionamiento cerebral y emocional de los niños.

Para ella, criar a dos niñ@s en un mundo donde se tiene mayor conciencia sobre el efecto negativo que los gritos, las nalgadas y el miedo infundido afectan de manera negativa su desarrollo, la relación con otras personas en su vida de adulto, la confianza y seguridad en su persona, fue algo que se tomo muy enserio. 

¿Y el adulto?

Encontrar el equilibrio entre establecer límites y permitir la libertad para que florezcan sus personalidades puede ser un reto complejo, que se aprende en el camino con ellos.

 ¿Pero cómo lograr educar con crianza positiva cuando los niños tienen distintas personalidades y edades, y lo que funcionó para uno no sirve para el otro? No puede negar que hay días realmente desafiantes, momentos en los que casi enloquece. Y lo dice con cautela, pero es la realidad: a veces, uno enloquece.

¿En qué momento sabes que el grito que lanzas al niño por no apurarse a atar sus zapatos no es culpa suya, sino la de tu propia frustración, cansancio, agotamiento y abrumo al intentar mantener todo en orden y en equilibrio? 

Y es que en realidad el adulto es ella, los niñ@s solo aprenden, la velocidad y la agilidad que sus pequeñas manos tienen no son las mismas que las de ella.

Esto la llevó a sentir un enorme sentimiento de culpa como segundo acto, al ver esos ojitos pequeños asustados, y en cuestión de segundos, se vio como una madre desbordada en llanto ofreciendo disculpas por lo sucedido. 

Ser adulto a veces nos hace creer que tenemos la razón, que lo sabemos todo, pero ¿nos enseñaron a gestionar nuestras emociones?, ¿sabemos ser pacientes y guiar desde el amor, o sólo esperamos que ellos reaccionen como adultos, como si conocieran de la vida y de los pensamientos que agobian nuestra mente?

mama de 2

Crianza positiva: Aprender a desaprender 

Cada día es una nueva oportunidad para aprender y crecer junto a ellos, para aprender a no ser perfecta, a no ser la que lo puede todo, sino a ser esa niña que aprende con ellos a educarse de manera positiva y respetuosa, también aplica la crianza positiva en ella y cuando menos se da cuenta, está ahí, intentándolo otra vez. 

No existe un manual definitivo, pero el amor profundo por ellos y la voluntad de ser una guía son los cimientos sobre los que se construye este hermoso caos.

Ser madre de dos es un desafío monumental, pero también es una aventura llena de momentos que alimentan el corazón. Desde las noches en vela hasta las risas compartidas, cada instante es un recordatorio del privilegio que es ser testigo del crecimiento y desarrollo de dos almas únicas. 

Así que de vez en cuando abraza el caos con una sonrisa, aprende con ellos sobre la crianza positiva y aplícala en ti, recuerda que todos tenemos derecho a equivocarnos, a aprender, a tomarnos unos minutos y volver a empezar. 

El amor y la paciencia son las herramientas más poderosas en este viaje llamado maternidad. ¿Eres mamá de dos? ¿Cómo afrontas los desafíos de la crianza con amor y desde la crianza positiva? ¡Comparte tu historia con nosotros!